La Córdoba de los Austrias
La historia de las ciudades, la historia local, tiene importancia y significación distinta dentro de la historia nacional, según la época de que se trate, pues, en el transcurso de los siglos, las ciudades han tenido más o menos suerte con relación a los acontecimientos que en el solar patrio se han desarrollado.Incluido el reino de Córdoba, entre los muchos que integraban el inmenso patrimonio hereditario de los Austrias, es natural, que la ciudad que en otros tiempos fue la brillante capital del califato o la residencia más o menos circunstancial de los Reyes Católicos a últimos del siglo XV, no fuese otra cosa que la cabeza de uno de tantos reinos y señoríos como enumeraban los Habsburgos en el encabezamientos de sus mercedes y privilegios.

En las guerras exteriores la presencia de los cordobesas siempre es destacada. Don Martín de Córdoba, después de intervenir en el cerco de Fuenterrabía y ser Virrey de Navarra, pasa a África, donde se apodera de Temecén y muere heroicamente quedando su hijo prisionero. Ya antes de subir al trono Felipe II, había recibido importantes servicios de los cordobeses. Cuando marchó a Inglaterra para casar con María Tudor, llevó en su acompañamiento varios miembros de la nobleza de la ciudad, como don Luis y don Antonio de Córdoba y don Alonso de Aguilar.
Al comenzar en diciembre de 1568 la rebelión de los moriscos de la Alpujarra, Córdoba, como en tiempos de los Reyes Católicos, cuando la guerra de Granada, se volverá a convertir en base de operaciones. El Corregidor Zapata ordena a los caballeros se reúnan en el Campo de la Verdad y salgan para Granada el 4 de Enero de 1569. Contrastando con la salida de estos hombres, está la llegada a Córdoba de numerosos grupos de moriscos prisioneros, procedentes del reino de Granada. Como muchos de ellos desertan el rey mandó que fueran trasladados a Galicia y Castilla, pero el Consejo de Córdoba, pidió a Felipe II, dando prueba de sentimiento cristiano y humanitario, los dejase en la ciudad donde se avecindaron y permanecieron sus descendientes hasta la expulsión en tiempos de Felipe III.

Los acontecimientos más notables del largo reinado de Felipe IV (1621-1665), en relación a Córdoba, son de índole muy diversa. La visita del monarca, camino del Coto de Doñana en 1624 y el llamado "motín del pan" en 1652, motivado por la carestía que se experimentó aquel año. Poco hubieron de notarse en la vida de la ciudad los sucesos del reinado de Carlos II, aunque sí son notables las contribuciones con que Córdoba acude a las necesidades del reino; pues en la primera guerra con Francia, por la posesión de los Países Bajos, en 1667, la reina gobernadora doña Mariana de Austria pidió al Obispo de Córdoba don Francisco de Alarcón, que levantase a su costa una compañía de infantería, de cien hombre, petición que el obispo atendió, reclutando las tropas y situándolas en Cádiz, lo que mereció la gratitud de la reina. En el orden local, es de destacar el buen gobierno del corregidor don Francisco Ronquillo Briceño, a quien entre otras mejoras se debe la obra de la plaza de la Corredera, unificando la fachada de la misma con sus soportales. La dinastía de los Austrias termina con la muerte de Carlos II en Noviembre de 1700. El obispo, Cardenal Salazar, celebró los funerales del monarca y bendijo el Estandarte Real en la proclamación de Felipe V.
Bibliografía. Fco. Solano Márquez Cruz. Itinerarios por la ciudad. Vive y descubre Córdoba. Editorial Everest S.A 2000:Manuel Ocaña Jiménez. Córdoba Musulmana Editorial Everest S.A. 1975: José María Ortiz Juárez. La Córdoba de los Austrias. Editorial Everest S.A. 1975: Juan Gómez Crespo. Córdoba Moderna y Contemporánea. Editorial Everest S.A. 1975: Córdoba recuperada. Edit. El Día de Córdoba
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