Córdoba en la historia (1)

Córdoba romana

La actual ciudad de Córdoba fue fundada por el general romano Marco Claudio Marcelo en el año 171 antes de J.C. y mantuvo el mismo nombre de Corduba o "altozano junto al río" de un poblado turdetano surgido a finales del segundo milenio y cuyos habitantes vivían de la agricultura, la ganadería y el comercio de la importación de cerámica y la distribución de cobre procedente de Sierra Morena. Los habitantes de este poblado prerromano se incorporaron a la nueva ciudad que no tardó en convertirse en la capital oficiosa de la provincia romana Hispania Ulterior.

A partir del año 49 a. de J.C. Corduba se vio envuelta en la guerra que enfrentó a Julio César y Pompeyo hasta que la batalla de Munda en el año 45 dio el triunfo a César, que ocupó la ciudad tras un duro asedio.

La reconstrucción de la ciudad dio paso a una etapa de esplendor bajo época imperial, de tal forma que entre los siglos I y IV d. de C. se convirtió en la sede del procónsul y de la la asamblea provincial.

En esta época imperial la ciudad de Corduba estaba rodeada por un recinto amurallado, reforzado con torres de vigilancia y en el que se abrían las puertas que comunicaban con el exterior las calles principales. Como cualquier otra urbe la ciudad tenía dos foros, el colonial y el provincial, y grandes edificios públicos. como templos, circo, teatro, anfiteatro, acueductos, termas, grandes necrópolis y lujosas villas. A este periodo corresponden el desarrollo urbanístico y monumental que testimonian los numerosos hallazgos arqueológicos.

Corduba dio al Imperio Romano grandes hombres, como la familia de los Anneos, en la que destacaron Lucio Anneo Séneca, filósofo y preceptor del emperador Nerón, y su sobrino Marco Anneo Lucano, poeta que relató las luchas entre César y Pompeyo en su famoso poema La Farsalia.

A finales del S. III y comienzos del S. IV comienza la última etapa de dominación romana, coincidiendo con la expansión del cristianismo, muy perseguido por Dioclesiano y dejando múltiples mártires entre ellos los cordobeses Acisclo y Victoria.

Un cordobés, el obispo Osio, consejero de Constantino - el emperador que decretó la libertad de culto en favor del cristianismo- presidió en el año 325 el Concilio de Nicea en el que intervino en la redacción del Credo.

El traslado de la capital a Hispalis (Sevilla) y la invasión de los bárbaros a partir del siglo V, traen a Corduba malos tiempos después de tanto esplendor.

En el año 550 la vieja Colonia Patricia quedó muy destrozada por el saqueo de Agila, pero los imperiales dominaron hasta la conquista visigoda en el año 572 por Leovigildo. Una guerra civil de éste con su hijo Hermenegildo arruinó y destrozó aún mas Corduba.



Bibliografía. Fco. Solano Márquez Cruz. Itinerarios por la ciudad. Vive y descubre Córdoba. Editorial Everest S.A 2000:Manuel Ocaña Jiménez. Córdoba Musulmana Editorial Everest S.A. 1975: José María Ortiz Juárez. La Córdoba de los Austrias. Editorial Everest S.A. 1975: Juan Gómez Crespo. Córdoba Moderna y Contemporánea. Editorial Everest S.A. 1975: Córdoba recuperada. Edit. El Día de Córdoba

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