La Córdoba de los Borbones
El reino de Córdoba. al igual que el resto de Andalucía y Castilla, reconoce el testamento de Carlos II, el último de los Reyes españoles de la Casa de Austria, y se muestra decidido partidario de que ocupe el trono Felipe V, el primero de los Borbones hispanos, que fue proclamado el 3 de Diciembre de 1700, en la plaza de la Corredera.La ciudad y su reino cooperaron con hombres y recursos al triunfo de Felipe V, destacándose la aportación del Obispo que contribuyó con un regimiento de infantería.
Había entonces una relación directa de la Monarquía con las ciudades y villas.. El 15 de Enero de 1704, escribe Felipe V a la ciudad, para que se hicieran preparativos en orden a su defensa, por saberse que venían los aliados a invadir las costas de Andalucía. Fue el ataque que acabó con la pérdida de Gibraltar.
La guerra fue larga y tuvo diversas alternativas. Dada la posición central de Córdoba dentro de Andalucía, también de vio afectada por el desarrollo de la contienda en el interior del país, y cuando el Archiduque Carlos se apoderó de Madrid en 1710 y quedó Andalucía incomunicada, se enviaron tropas a caballo para la guarda de los Puertos de Sierra Morena, a fin de impedir una posible entrada del enemigo por la Mancha.
La proclamación de los Reyes se rodeaba de particular solemnidad. De estas solemnidades ha quedado cumplida referencia en escritos de la época que nos cuentan las más significativas, como la del efímero Luis I, efectuada en la torre del homenaje del Alcázar el 20 de Febrero de 1724; la aclamación de Fernando VI en los días 6 al 11 de Noviembre de 1746 y los comienzos de los reinados de Carlos III (en 1759) y Carlos IV (en 1789).
En este siglo hay un conocido afán de mejorar la cultura popular. En este sentido se lleva a cabo en Córdoba el establecimiento del Colegio de niñas de Santa Victoria en un edificio construido por el arquitecto Ventura Rodríguez en 1794. Otra fundación docente importante fueron las Escuelas Pías, a iniciativa del deán D. Francisco Javier Fernández de Córdoba, que obtuvo por decreto del 3 de Agosto de 1787 la cesión del que fue colegio de Jesuitas de Santa Catalina. Se amplía la enseñanza en el Seminario de San Pelagio y se transforma el antiguo Colegio de la Asunción. Pero la fundación más interesante en el aspecto cultural, fue la Real Sociedad Patriótica, creada en 1789 e impulsada por D. Manuel María de Arjona en 1803.
El paisaje urbano de Córdoba conserva todavía numerosos huellas del siglo XVIII, particularmente en los edificios religiosos que se construyen en esta época. Corresponden también a este siglo las Caballerizas Reales, la Plaza de los Dolores, los numerosos triunfos de San Rafael y palacios de la nobleza como el del Vizconde Miranda.
Las noticias del alzamiento del pueblo madrileño contra los franceses el 2 de Mayo de 1808, llenan de intranquilidad a la ciudad, si bien el Ayuntamiento se limitó a adoptar una aptitud de cauto recelo ante la convocatoria por Napoleón de la Asamblea de Notables de Bayona, el la que debía estar representada Córdoba, como ciudad con voto en Cortes.
Fue la llegada de un enviado de la Junta constituida en Sevilla, cuando se formó otra análoga en Córdoba, defensora como aquella de los derechos de Fernando VII como legítimo rey de España, lo que implicaba un enfrentamiento con los invasores.
Un ambiente de intensa exaltación patriótica se apoderó entonces de los cordobeses, que ante la eventualidad de un posible ataque francés hacen preparativos militares con los que se improvisa en ocho días un ejército llamado "Vanguardia de Andalucía". Estaba a su frente el general don Pedro Agustín de Echevarri que intentó vanamente detener al ejército invasor, unos 18.000 hombres mandados por el general Dupont, en el puente de Alcolea, el día 7 de junio de 1808.
Desecho fácilmente por las tropas francesas aquel improvisado ejército, entran en la ciudad por la Puerta Nueva, pero el disparo de un patriota contra Dupont dio lugar al más triste episodio de la historia contemporánea cordobesa. Durante tres días fueron implacablemente saqueadas las casas y los templos de la ciudad y sometidos sus habitantes a todo género de desmanes.
Pocos días después la ciudad sería evacuada por los franceses, que el 19 de Julio fueron derrotados en Bailén.
Córdoba cayó de nuevo bajo dominación francesa desde comienzos de 1810 hasta septiembre de 1812, sufriendo las penalidades inherentes a toda ocupación extranjera, que se acentuó por escasez y carestía de subsistencias.
Al quedar la ciudad libre de la dominación francesa, fue proclamada la constitución política de la monarquía, aprobada por las Cortes de Cádiz de 1812, pero su vigencia fue precaria, pues ya antes de conocerse que vuelto Fernando VII a España en 1814 había decretado la anulación de cuanto legislaron las Cortes de Cádiz, un tumulto popular destruyó la lápida de la Constitución colocada en la plaza de la Corredera y repuso a las autoridades del régimen absolutista.
Este enfrentamiento entre absolutistas, partidarios del antiguo régimen y liberales o reformadores, va a caracterizar profundamente la vida cordobesa durante las primeras décadas del siglo XIX.
La nueva proclamación de la Constitución de 1812 tras el levantamiento de Riego en Cabezas de san Juan, en 1820, fue celebrada en Córdoba con gran solemnidad.
A la muerte de Fernando VII, en 1833, fue proclamada reina Isabel II, ocasionando un sucesivo cambio político, al buscar la reina gobernadora doña María Cristina el apoyo de los elementos liberales. Una de las primeras medidas adoptadas en Córdoba fue el desarme de los voluntarios realistas.
La revolución de Septiembre de 1868 sería el último hecho histórico de ámbito nacional en que Córdoba asume un importante papel protagonista, al salir de esta ciudad el ejército liberal que, al mando del general Serrano, impidió a las tropas leales a Isabel II el paso por el puente de Alcolea, hecho que puso fin al reinado de Isabel II.
A la restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII, a finales de 1874, contribuyó de modo destacado en Córdoba el conde de Torres Cabrera, insigne prócer sinceramente preocupado por el desarrollo económico y social del país.
La tradición cultural de la ciudad va a cobrar un destacado impulso con la fundación de la Academia General de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, debido al canónigo D. Manuel María de Arjona.
La figura más representativa del siglo XIX en Córdoba, fue el duque de Rivas, poeta y dramaturgo romántico de merecida fama. Otros nombre destacados fueron el ya citado Arjona; los filósofos Muñoz Capilla y Rey Heredia; el historiador Ramírez de las Casas Deza; el poeta Fernández Grilo y el humanista Francisco de Borja Pavón.
Bibliografía. Fco. Solano Márquez Cruz. Itinerarios por la ciudad. Vive y descubre Córdoba. Editorial Everest S.A 2000:Manuel Ocaña Jiménez. Córdoba Musulmana Editorial Everest S.A. 1975: José María Ortiz Juárez. La Córdoba de los Austrias. Editorial Everest S.A. 1975: Juan Gómez Crespo. Córdoba Moderna y Contemporánea. Editorial Everest S.A. 1975: Córdoba recuperada. Edit. El Día de Córdoba
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